Comportamiento de una novia de pastor – 3

Comportamiento de una novia de pastor – 3

Pr. Edgar y la señora Marelys Brum

Hola amigas, hoy tengo una historia de mi amiga Marelis, su noviazgo fue a larga distancia y ella nos cuenta como actuaba. Está un poco largo ¡pero vale la pena leer!

“Yo era obrera a poco tiempo y estaba viviendo una experiencia única para mi hasta entonces. La experiencia de encontrar a un Dios tan maravilloso, que había llenado mi alma y me dio mi mayor regalo, mi salvación. Me sentía completa, plenamente feliz. Estaba en total luna de miel con Dios y hasta mismo decía que no necesitaba de nadie, pues ya me sentía realizada. O sea, no estaba preocupada con mi vida sentimental, tamaña era mi satisfacción de haber encontrado a Dios y poder servirlo con mi vida.

Hasta que un día, recibí una llamada de un obispo que había pasado en la iglesia en donde yo era obrera, pero ahora ya estaba en otro estado, lo cual me dijo que estaba buscando una mujer de Dios para conocer un pastor, y que él era alguien que ya había pasado por luchas y había permanecido fiel, y pregunto si yo estaría interesada en conversar con él. En ese momento, tuve que pensar rápido. A pesar de que no estaba buscando un enamorado, tampoco quería rechazar una bendición que venía de Dios, y lo que me hizo decir si, mismo sin tener idea de cómo el será físicamente, fue escuchar que él era un hombre fiel a Dios, que sabía lo que quería, pues las luchas, sean cual hayan sido, no habían hecho que el desista. Eso me llamo la atención, y en pocos días, ya habíamos intercambiado teléfonos y comenzamos a conocernos a distancia, pues yo estaba en Miami, y el en New Jersey.

A partir de allí, comenzó mi guerra en oración por mi vida sentimental. No quería ser engañada ni dejarme engañar por mi corazón. A pesar de haber tenido la certeza que él era la persona que Dios había elegido para mí, ya en la tercera conversación telefónica que tuvimos, aun así no deje de orar hasta el momento que subí al altar, de la siguiente manera: “Mi Dios, si esa unión no viene de Ti, entonces haz con que algo acontezca y no permita que nos casemos” Ore así hasta el momento de subir al altar.

Conversábamos todos los días por teléfono. El tiempo era corto, él estaba tomando cuenta de una iglesia y yo trabajaba voluntariamente en la iglesia en tiempo integral. El único momento que teníamos para conversar era a la noche, después que las funciones del día habían terminado. Por aproximadamente 4 meses que fuimos novios por teléfono, no lo llame ni una vez. A pesar de que yo tenía su celular y podía llamar cuando quisiese, nunca había tomado esa libertad. Era el quien me llamaba todos los días. Yo no quería molestar, sabía que él era un hombre ocupado con las cosas de Dios, y prefería esperar por su llamada, que acontecía todas las noches, sin fallar. Conversábamos bastante y sobre diversos asuntos. Fue un periodo de descubrimientos y de pruebas. Así como él estaba intentando conocer mi carácter, yo también evaluaba todo lo que me decía, para tener el máximo de certeza de que el realmente era un hombre de Dios.

Después de 3 semanas hablando por teléfono, viaje a New Jersey por un fin de semana para conocerlo personalmente. ¡Fue la confirmación que faltaba! Clicamos, encajamos, dio un tchan, o sea como acostumbran decir cuando dos personas se encuentran y tienen certeza de haber encontrado su otra mitad. ¡Ya me había encantado por su carácter, ese día me encante por el conjunto completo! Confieso que en la foto que él me había mandado antes, lo vi un poco gordito para mi gusto.  Bien que yo no hice de eso un problema. ¿Ya pensó en perder la bendición por cositas? Ya vi obreras rechazar un hombre de Dios solo porque él no tenía la apariencia física que ellas idealizaban en sus sueños. Y otras que escogieron tanto, pero no tuvieron ojos espirituales, y cavaron cayendo en una emboscada. La parte física si es importante, pero no la principal. Tiene que ser el conjunto completo. Y si es de Dios, no habrá dudas.

En ese fin de semana que nos conocimos por la primera vez, nos hicimos novios y firmamos el compromiso de casarnos. No teníamos aun una fecha, por eso cuando regrese a Miami, continuamos orando y haciendo propósitos para que Dios bendijese e hiciere Su voluntad en nuestras vidas. En ese tiempo, la nostalgia batía fuerte. Continuábamos conversando por teléfono diariamente, conociéndonos cada día más. La mejor manera que encontré para lidiar con la ansiedad que quiso aparecer en esos momentos, fue dedicarme aún más a las almas. No quedaba parada soñando despierta. Estaba siempre haciendo algo para Dios, ocupando mi mente y preparándome espiritualmente para esa gran responsabilidad, servir a Dios en el altar. Era mi gran sueño que estaba por realizarse. No el sueño de casarme, pero el sueño de servir a Dios en el altar. De estar todos días en Su casa. De vivir por ganar almas. ¿Qué trabajo más noble y gratificante puede existir en la faz de la tierra? Y Dios honro la sinceridad de nuestro corazón y de nuestra fe. En poco tiempo recibimos autorización para marcar la fecha de nuestro matrimonio y 6 meses fue el tiempo completo, desde que nos conocimos, hasta subir al altar.

En el próximo mes completaremos 11 años de casados, y nuestro amor crece cada día más. Tenemos la plena conciencia de que solo somos felices, porque Dios fue y sigue siendo el primero en nuestras vidas. Él es la goma que nos une y sin Él, nada de eso sería posible. Cuando el deseo de una joven es realmente el de agradar y servir a Dios de verdad, Él va a guiarla a la persona cierta, que tenga ese mismo objetivo, para que los dos puedan ser y hacer aún más para Dios juntos. Es cierto que el diablo intentara impedir, y hasta enviar personas erradas, para confundirla, pero la que es espiritual sabrá discernir lo que viene de Dios y lo que no viene.”

Obs.: Sé que había dicho que sería apenas tres artículos sobre el comportamiento de una novia de pastor, solo que surgieron algunos asuntos más y voy a prolongar esta serie. ¡Espero que les guste!

Fuente del Blog de la señora Tania Rubim

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