¿Quiere Todo Fácil?

¿Quiere Todo Fácil?



Así como es imposible mantener el matrimonio sin el sacri cio de la pareja, también es imposible mantener un pacto con Dios sin el sacri ficio personal. O sea, El sacri ficio de renunciar a uno mismo, el sacri ficio del peso de la cruz y el sacri ficio de andar en las huellas de Jesús día tras día hasta la muerte.
Difícil no es casarse, difícil es permanecer casado.
Las personas al casarse no realizan el verdadero sacrifi cio, ya que no abandonan su vida de soltero(a), la joven no quiere abandonar el apego que tiene por su madre. No hay como, hay que sacri car.
Por eso, entregarse a Jesús es fácil, lo difícil es permanecer con Él.
¿Por qué es difícil abandonar la mentira, la prostitución, el engaño, la in fidelidad, etc.?
Porque el pacto, la alianza, la sociedad o el matrimonio, exigen entrega, dedicación y fidelidad. O sea, fe y amor.
Además del Calvario, el Señor Jesús continúa sacri ficando al tolerar nuestras fallas y debilidades diarias.
De nuestra parte se debe abnegar la voluntad propia, soportar la cruz del rechazo de los hijos del mundo y andar en las pisadas de Él día tras día.
¿Es fácil? ¡No, no lo es!
Pero, ¿quién prometió facilidades en la conquista del Reino de los Cielos?
Tal vez usted pensó que casarse era muy fácil, lo mismo que seguir a Jesús; que era un mar de rosas, si pero con espinas. Y usted tiene que soportar
El joven o la muchacha que no se sacri ca no va a permanecer casado.
Jesús advirtió: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:13-14
¿Es difícil pasar por una puerta espaciosa? No. Es fácil prostituirse, robar, engañar, mentir, ser in el. Pero pasar por una puerta angosta, es muy difícil, exige mucho sacrificio; por ejemplo, pedir perdón a su esposa por sus in fidelidades, abandonar las cosas que saben que le van a destruir, etc.
¿Cuál puerta usted quiere? ¿La espaciosa o la estrecha? La respuesta es obvia. ¿Quién quiere ser salvo? ¿Quién quiere ser feliz? ¿Quién quiere prosperar?
Usted quiere todo esto, pero ¿será que está dispuesto a pagar el precio? ¿Está dispuesto a entregar su vida en el altar? Cuando uno pasa por la puerta espaciosa, el diablo pasa con usted para darle todo lo que usted desea, la facilidad. Pero cuando uno sacri fica para pasar por la puerta estrecha, es Jesús quien le acompaña en los momentos difíciles. Usted, ¿quién quiere que le acompañe? ¿Jesús o el diablo?
Dijo también que: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Mateo 11:12
Por lo tanto, quien cree que Jesús ya sacrifi có y que no hay necesidad de sacri ficar mas, irá al in fierno, aun creyendo en Jesús.
El Reino de los Cielos no es para indolentes, perezoso ni para quien quiere facilidades. Quien quiere cosas fáciles que tome sopa de lombrices.
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