Comportamiento de una novia de pastor - 1
Comportamiento de una novia de pastor - 1
Sra. Tania Rubim y el Obispo Joaquin Fernandes |
Decidí extender este asunto en tres artículos, para mostrar mejor todas las posibilidades y hoy voy a empezar con mi historia.
Para aquellos que todavía no saben voy a contar un poco para que puedan entender.
Cuando llegué a la IURD ya era novia de
Joaquim. Después de un tiempo, aprendí la importancia de tener a alguien
a mi lado que practicara la misma fe, y comencé a hablar de Jesús para
él. Al principio no entendía muy bien, pero al final aceptó mi
invitación y fue conmigo a la iglesia. El tiempo pasó y yo siempre le
hablaba de las cosas de Dios, porque tenía más tiempo en el camino de la
fe hice también propósitos para que él se convirtiese al Señor Jesús.
Él se fue entregando y comprendiendo las cosas de Dios y, finalmente, se
convirtió, entonces fuimos obreros juntos.
En la iglesia, la pareja de enamorados
deben ser lo más discretos posible, nada de contacto físico, quedarse
abrazándose o besándose. Las personas van a la iglesia con el fin de
buscar a Dios y escuchar la palabra de Dios, entonces no es el lugar
apropiado para eso. Existe hora y lugar cierto para todo, hay que
respetar la casa de Dios como tal. No sería nada agradable que las
personas vengan a la iglesia y vean las parejas de novios besándose por
los pasillos de la iglesia o incluso en la reunión. Su comportamiento
apropiado muestra el respeto a Dios y a las demás personas en la
iglesia. Así es como actuaba cuando era novia de Joaquim, además la
mayoría de las personas ni siquiera sabían que éramos novios, tal era
nuestra discreción, solo las personas que nos conocían más de cerca. Y
ni siquiera para intercambiar miradas durante la reunión, estábamos allí
para buscar a Dios y eso era lo que hacíamos.
El primer día que nos dimos un beso
adentro de la iglesia fue el día de nuestra boda, después de colocar las
alianzas, encima del altar.
Ser novios, era en casa con nuestra familia cerca y nuestro tiempo libre era dedicado a la obra de Dios.
Además yo siempre oraba para que Dios lo
use y que sea una gran herramienta en las manos de Dios, nuestra visión
ya era el Altar. Mi placer era verlo servir, al final yo luche por eso.
Nunca dejamos nuestras obligaciones con la obra para salir juntos, no
quiero decir con esto que no teníamos tiempo para estar juntos.
Dios estaba siempre en primer lugar y por
eso nos honró, nos casamos siendo obreros y pasado apenas tres meses
fuimos llamados para servir en el altar.
Ya pertenecíamos a él aún sin estar allí.
Nota: La semana que viene vamos a tener
otra historia, de una esposa que siendo obrera, conoció al pastor de la
iglesia y fueron novios, como es el caso de la mayoría de ustedes.
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