El espíritu de indignación
El espíritu de indignación
Es impresionante cómo Dios se manifestaba en el pasado y continúa manifestándose a través de personas escogidas por el espíritu de indignación que caracteriza sus vidas.
David, por ejemplo, no fue escogido por los bellos ojos que poseía, y sí a causa de la indignación que había dentro de él. Prueba de eso fue cuando un león tenía una oveja en la boca, David lo agarró por la barba, lo hirió y lo mató. Cuando supo del desafío del gigante Goliat, se indignó y preguntó quien era aquel incircunciso que osaba desa ar al ejército del Dios Vivo.
Ahí estaba la diferencia entre él y sus siete hermanos, que, aún siendo fuertes, llenos de habilidades y a pesar de ser soldados del ejército de Israel, estaban escondidos y con miedo de aquella gura gigantesca.
David era tan pequeño que no consiguió salir a la batalla con la armadura ofrecida por Saúl. Sin embargo, delante de Goliat, manifestó la fe de la indignación usando palabras que no eran convenientes en una situación de tanta desigualdad. “El SEÑOR te entregará hoy en mis manos, y yo te derribaré y te cortaré la cabeza. Y daré hoy los cadáveres del ejército de los listeos a las aves del cielo y a las eras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel" (1 Samuel 17.46).
¿Como Dios podría abandonar a David? En aquel momento, era vida o muerte ¡Todo o nada! Y el nal de la historia fue igual a la de todos los que se lanzan. El gigante fue derrotado, David recibió la recompensa prometida por el rey, pasó a ser apreciado, tenido en cuenta por todos y, hasta hoy, es honrado en Israel.
Hoy, la Iglesia Universal del Reino de Dios, por estar en casi 200 países, y también debido a su fuerza en los medios de comunicación, es vista por muchos como un fenómeno. Sin embargo, para nosotros, nada de eso importa. Lo que realmente hace la diferencia es la constante insatisfacción provocada por la constatación de que los incrédulos, que no tienen nada de Dios en sus vidas, triunfan porque son insistentes, trabajan fuerte y, algunas veces, hacen hasta pactos con el diablo.
Como el caso de una señora que no tenía nada, vivía de los favores de uno y de otro y, después de hacer un pacto diabólico, se hizo dueña de una de las mayores cadena de tiendas existentes en el mundo. ¿Es indignante o no? El Señor Jesús dijo “...porque los hijos de este mundo son más sagaces con sus semejantes que los hijos de la luz” (Lucas 16.8).
¿Será que nosotros, que somos de Dios, vamos a aceptar eso? ¡No! ¡Mil veces no! Tenemos que cambiar esa situación. ¿Como podemos aceptar servir a un Dios tan grande y poderoso y vivir una vida derrotada?
Fue lo que Abraham dijo para Dios: “...he aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero” (Génesis 15.3). En otras palabras, lo que él quería decir era que la promesa estaba con él, sin embargo, la herencia sería del esclavo. Hoy es la misma cosa. El cristiano tiene la promesa de Dios, cómo dijo el Señor Jesús: “... yo vine para que tengan vida, y la tengan con abundancia” (Juan 10.10). Entonces, ¿Por qué habla esto? ¿Por qué tanta gente derrotada dentro de las iglesias, incluso de la nuestra?
El hecho es que falta una de nición con relación a la fe que la persona profesa.
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